- No se pueden mezclar los colores
- Pero ¿Por qué pintaste ese árbol azul? ¿Son azules los árboles acaso?
- Solo pueden dibujar una cosa en cada cuadrado, no dos ni tres, solo una.
- Pero anda a pintarle el cielo, un solcito… ¿Cómo vas a dejar el dibujo así todo pelado?
En fin…. Consignas que las educadoras y algunas mamás me imagino repetimos todos los días. Al menos a mi me producen sentimientos encontrados.
Siento que estamos coartando la creatividad e imaginación de nuestros niños.
Con la sola consigna de “Los árboles no son azules” quizás estamos “matando” un artista en potencia.
¿Quiénes somos nosotros los adultos, para decidir e intervenir en incluso las percepciones de nuestros niños?
¿Qué pasa si este niño en cuestión, no tiene ganas de pintar ningún solcito, y simplemente le gustó como quedo su dibujo pelado?
Creo que es un tema mucho más profundo, que hay mucho más que analizar. Pero por ahora la idea es solo darle un poco de vuelta a este tema tan cotidiano, que tiene que ver con enseñarle a los niños que lo correcto es relativo, que nunca hay una sola opción en todo orden de cosas y por sobre todo que hay que respetar las diferencias. Y aprender (algo que a mi me costo años) que pensar diferente o tener intereses distintos NO ES MALO.
